Priscilla

Delgado

Al Natural

Con respecto a las canas

La pandemia nos dejó varias herencias con las que convivimos hasta hoy y una de las que más me llamó la atención fue dejarse las canas, cosa que años atrás era impensable.

Las canas han dejado de ser un motivo de vergüenza para muchas mujeres.

En la edad media y después de ella, las personas de las clases más altas perfumaban su cabello con esencias aromáticas hechas con flores, especias y aceite de oliva. Para darle brillo empleaban lociones, pomadas y cera de abejas, e incluso se lo teñían de rubio con un tinte a base de flores de azafrán y agua de potasio.

Esto nos dice que el cabello siempre ha sido una herramienta de seducción, que se ve incrementada por esas hermosas cabelleras brillantes que vemos en las pantallas de televisión, en las grandes vallas comerciales que se exhiben en cualquier calle de nuestra ciudad y del mundo.

El cabello nos hizo sentir hermosas y de alguna manera también nos hizo esclavas de él en distintas formas. Ya sea las mujeres que se dejan el cabello rizado, las que siendo negras se lo alisan porque así se sienten mejor, las morenas que se los cambian y ahora con suerte vemos el destape del cabello de muchas que decidieron teñirse el mismo de verde, rosado, o cualquier otro que les apetezca, sin que les importe el qué dirán.

Es una determinación que aplaudo porque nadie debe interferir en el gusto de una mujer en cuanto al modo que lleva su cabello, así como nosotras no ponemos en discusión si un hombre decide raparse, ponerse rayas en el cabello o que en cambio lo lleve largo.

La pandemia nos dejó varias herencias con las que convivimos hasta hoy y una de las que más me llamó la atención fue dejarse las canas, cosa que años atrás era impensable porque se aduce que las canas producen más edad en quien las luce.

Principalmente fueron las actrices las que asumieron el papel de dejarse el cabello con canas, lo que causó un bienestar a algunas mujeres que imitaron esta nueva moda de llevar parte o totalmente el cabello banco, casi siempre mujeres de más de 50 años.

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Se formularon todo tipo de comentarios, pero, sobre todo, la visión de que el cabello canoso hace a la mujer mayor y es por esto por lo que emito mi consideración al respecto.

Al tema de lucir el cabello blanco o plateado lo que a la mujer le permite es no vivir estresada con los tintes, y decidió independizarse de los salones de belleza, y dejar su cabello al natural, entendiendo que muchas mujeres tienen canas desde muy temprana, pero al pasar el tiempo, recurrir a los tintes fue una opción para ocultarlas.

Las canas pueden salir de los 13 años, pero es más frecuente que se pronuncien desde los 20 años en adelante.

A partir de las mujeres con el cabello blanco y las canas relucientes, se hizo otro espacio de empoderamiento en donde la mujer dijo “no más esclavitud con mi cabello”, no más tintes, esta soy yo, con canas.

Esta lectura costó tiempo admitirla hasta que nos llegaron estos años de pandemia para darnos cuenta que la mujer no debe obedecer a los cánones de belleza preestablecidos en donde otro manda en tu manera de peinarte o lucir un color de cabello que no sea esta nítida cabellera que nos ha sometido sin parar por mucho tiempo y mucha culpa la hemos tenido nosotras mismas, que hemos seguido el juego de los estándares que vemos en los medios de comunicación y que son las bellísimas mujeres delgadas con un cabello espectacular que parece nunca se ha estropeado y que al pasar los años sigue brillante y abundante.

¡Amigas así no es! Las mujeres de hoy día somos otra raza, estamos hechas de otra tela, en donde nos importa mucho más el cerebro que una cabellera que nos somete a estrictos cuidados.

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Esto se define con otra lectura de lo que era la mujer hace mucho tiempo y lo que es ella misma hoy, donde las canas cobran otro significado, otra esencia en esa feminidad intocable, autentica, dueña de su vida sin ataduras, libertaria y completa.

Las canas nos dieron esa libertad y que debemos seguir trabajando en otros espacios femeninos de indiscutible valor para nuestro género.

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