La ortografía es la mejor arma de seducción, pero también puede ser un puente roto para establecer contacto con alguien si no construimos las ideas con claridad y coherencia.

Acabo de ver en un medio escrito que un abogado uruguayo perdió un caso por los errores ortográficos que presentó en su escritura legal, tales como: Desarroyo, ubiera, estuviera, quizo, abaló, extructura y muchos otros.
Obviamente, que a los operarios del sistema de justicia uruguayo casi les sangran los ojos cuando leyeron esta apelación, la cual finalmente le fue negada al «letrado».
Debo decir que tuve una librería jurídica, que soy una defensora de los profesionales de esta rama, quienes se preocupan por escribir bien y, sobre todo, leer muchísimo porque que la profesión así lo exige.
El hábito de la lectura que se les exige a los abogados va a mas allá de su área, son lectores avezados en casi todos los temas.
Al caso viene lo que a diario vemos los usuarios del castellano, en todos los medios escritos, que hoy son muchos y extensos. Pero donde más pudiéramos notarlo es en las redes sociales, porque cualquiera tiene acceso a ellas, ya sea con poca preparación o con ninguna.
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Parece no importarles mucho a algunas personas la forma en que usan el castellano, porque incluso alegan que al momento de escribir “estaban muy apurados”.
No es recomendable corregir a personas conocidas, porque he visto que se sienten agredidas, salvo personas amigas; además de que uno mismo pudiera caer en un error gramatical porque es difícil pensar que nadie se equivoca con la ortografía.
Hay muchos apoyos, como diccionarios en línea, alternativas que nos ofrece la internet a la hora de escribir una frase o un texto largo, pero de tanto en tanto la prisa nos gana y no acudimos a estas ayudas. Es ahí en cuando caemos en las terribles faltas ortográficas que dibujan a la persona que las escribe y por eso se sostiene que la ortografía es la ropa que nos viste. Eso absolutamente cierto.
La buena ortografía nos ayuda en casi todos los saberes que transcurren a lo largo de nuestra vida, ya que todos los días estamos sometidos a ella si estamos insertos en el sistema.
Una de las formas que evidencian una mala ortografía es cómo se escribe por WhatsApp. Es tan visible que muchas veces no entendemos lo que nos quieren decir, ya sea por ausencia de una coma o por excesivos cortes de las palabras.
Los anterior es muy usado por los jóvenes y con tristeza vemos que es común el abreviar palabras, por la falta de tiempo o pereza.
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Estas nuevas manifestaciones de escritura, sin conocer de una manera mínima las reglas de nuestro idioma, conducen a consecuencias nefastas como la del abogado que mencioné al principio.
Para escribir correctamente debemos detenernos y continuar una vez tengamos la certeza de que lo que se va sin retorno es la forma correcta.
Es tan noble la escritura que algunos estafadores usan tan mal el español que nos damos cuenta de que la persona que emite el mensaje tiene cero credibilidad por la forma de usar las palabras, casi siempre con serios problemas de ortografía. Esa sería una buena alerta para dejarlos al descubierto.
Una forma simple y rigurosa que nos determina si lo que hemos escrito está bien o mal es bajando el escrito de la computadora a un papel y leyéndolo en voz alta. Allí vemos las entonaciones, dónde deben ir las comas y si las frases están bien o mal construidas.
Para comunicarnos eficazmente es necesario elaborar mensajes de manera correcta y comprensible, por lo tanto, nos evitamos textos con malas interpretaciones dándole otro giro a lo que queríamos decir. Una palabra mal escrita puede cambiar el sentido de lo que se quiere expresar.
La comunicación escrita debe ser clara, cuidadosa, revisada para que el mensaje llegue de manera adecuada.
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Para poder “soltarnos” en la escritura se recomienda leer, leer y leer que es la única herramienta que nos permite salvar los baches entre los que escriben con faltas y los que escriben bien, de manera sencilla, sin tener que hacer citas para hacerse entender; ellos tienen el privilegio de hacerlo de manera que sea entendible para quien los lee.
La ortografía es la mejor arma de seducción, pero también puede ser un puente roto para establecer contacto con alguien si no construimos las ideas con claridad y coherencia.
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