De Carnaval y nuestras madres

Como en todo en la naturaleza, la clave de la supervivencia es el equilibrio.

El ahorro siempre será un opción positiva. Imagen ilustrativa

Como en todo en la naturaleza, la clave de la supervivencia es el equilibrio.

Si una planta recibe poca agua se seca y si recibe agua de más se pudren las raíces y se seca.

Eso también pasa en nuestra vida cotidiana. Uno no puede irse de Carnaval y como dice la canción de Ricky Martin “Vivir la vida loca” por varios días sin que haya algún tipo de repercusión.

Esto lo sabemos todos, así que nos preparamos con tiempo. Ahorramos un poco de aquí y de allá para tener dinero con el cual poder divertirnos.

También nos hacemos a la idea que después del Carnaval tendremos que trabajar duro para reponer lo que seguramente gastamos de más.

El haber vivido esa experiencia varias veces nos hace ser un poco más previsores porque entendemos perfectamente bien las consecuencias de nuestros actos y las aceptamos y las asumimos.

Sabemos que los negocios trabajaran lentos durante ese periodo (si es que trabajan) y nos preparamos para ello.

El problema viene cuando lo que pasa es nuevo para uno o para todos. Cuando uno no sabe cuánto tiempo va a durar el Carnaval.

Bueno, eso mismo está pasándole a la mayoría de los gobiernos del mundo. Muy pocos estaban preparados para una pandemia. Nadie tiene experiencia ni conoce sus consecuencias. La economía mundial venia de una crisis y luego le pega una pandemia.

Solo los países muy disciplinados tenían alguna reserva para echar mano de ella. La mayoría habían gastado su dinero en medidas anti cíclicas para salir rápido de la crisis económica cuando se vieron envueltos en una pandemia.

La mayoría de las personas no habíamos vivido una epidemia y menos una pandemia. Es como vivir su primer Carnaval y que nadie le hubiera dicho cómo es.

Un día de diversión, después dos, el cuerpo comienza a resentir, uno ya no sabe si va a aguantar otro día, pero al día siguiente sigue la fiesta.

El dinero se terminó, pero la fiesta sigue. ¿Qué vamos a hacer? Pues, pedir prestado. Al fin y al cabo, esto debe de terminar el día de hoy.

Pero oh sorpresa, el Carnaval sigue en su cuarto día y uno está destrozado, sin dinero, con deudas por lo que pidió prestado para pasar el día anterior. Así que uno agarra fuerzas de donde puede para pasar el 4 día, ya sin dinero se contiene en la fiesta.

Por fin, luz al final del túnel. Se terminó el Carnaval. Ahora, todo adolorido y desecho, a empezar a trabajar para pagar lo que se debe y poder poner alimento sobre el plato. Bueno, lo mismo le está pasando a los gobiernos, están en Carnaval y no saben cuánto tiempo va a durar.

No saben cuánto tiempo les va a aguantar su presupuesto y solo ven decaer sus ingresos porque el pueblo tiene menos ingresos y por lo mismo paga menos impuestos.

Ahora tiene que pagar el precio por no tener una partida presupuestaria para casos extremos como este.

¿Pero cómo tener una partida de dinero que casi nunca se utiliza cuando en un gobierno como el nuestro hay tantas carencias?

Es difícil, pero se puede, se debe de poder y para muestra un botón.  Nuestras madres siempre tenían un guardadito para emergencias. Ni nuestro papá tenía conocimiento de él hasta el día que se tuvo que utilizar.

Solo sé que, si mi madre pudo guardar dinero para una emergencia, el gobierno también lo puede hacer y que si vas a ir al Carnaval más vale que estés preparado para asumir las consecuencias.

Las penas con pan son menos

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