No cabe duda de que el Carnaval contribuye a levantar el ánimo de la población y hacerle sentir que también tiene derecho a disfrutar la vida.

El Carnaval culminó en todo el país con más luces que sombras. Las pocas novedades que se reportan corresponden al promedio estimado en una fiesta de esta índole, que implica la movilización de muchas personas, el aumento de tránsitos hacia el interior y el consumo excesivo de alcohol, entre otras variables.
Históricamente la fiesta de Rey Momo ha tenido sus detractores y defensores; estos últimos siguen ganando la batalla porque, además de representar un periodo de distensión para todos los estratos de la sociedad, el Carnaval es una oportunidad de oro que se le presenta a propios y extraños para tener acceso directo, y en tiempo real, a los beneficios económicos que entrañan estos casi cinco días de movimiento nacional.
VEA ESTO: Finaliza el Carnaval y con ello un cúmulo de reinas que lo dieron todo
Desde el punto de vista social, no cabe duda de que estos cuatro días contribuyen grandemente a levantarle el ánimo a la población y hacerle sentir que también tiene derecho a disfrutar la vida con amigos, familia o en cualquier actividad que produzca satisfacción y/o refresque el ánimo.
Bien por las autoridades, en todos los niveles, que apostaron por el retorno de los carnavales, después de dos años, y por la organización en términos de salud, seguridad, control de la movilización y tránsito.
VEA ESTO: Asesinan a hombre en Colón
Ahora, toca retomar la senda del progreso, preparar a los niños y jóvenes para el regreso a clases, mientras los demás volvemos al trabajo sin más dilación.
Es lo mejor que podemos hacer por este país que, a pesar de todo, no deja de ofrecernos cada día una nueva oportunidad.