Comandados una vez más por Kevin Durant, los estadounidenses golpean la defensa, apoyan la reacción de los europeos y preservan la hegemonía en el deporte Estadounidense en los Juegos Olímpicos.

Parafraseando la frase popularizada por los ingleses en el fútbol, »el baloncesto es quedarse en casa». Creadores del juego, Estados Unidos ganó la cuarta medalla de oro consecutiva en baloncesto masculino, venciendo a Francia por 87-82 este sábado en Saitama, en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Se quedó en casa porque los estadounidenses no estaban estancados en el tiempo. Siempre que su hegemonía se vio amenazada en el deporte que crearon, se reinventaron. En 1992, se llevaron los ases de la NBA para jugar los Juegos Olímpicos. En 2008, reconocieron la evolución del resto del mundo y reformaron el programa nacional. Ahora, tras una derrota de la misma Francia en el Mundial 2019, aprovechó la revolución que se estaba produciendo en su territorio, con un juego más abierto y centrado en los tiros de tres, para contrarrestar un juego basado en pivotes. La cuenta funcionó, aunque apenas.
Funcionó porque Estados Unidos tenía a Kevin Durant en la cancha. El ala, símbolo de un nuevo baloncesto que pide a los gigantes de más de 2,10 m que se muevan por la cancha como extremos 10 cm más cortos, fue el gran nombre del logro. La estrella de los Brooklyn Nets estuvo a un punto de igualar los 30 que hizo en las finales de Londres 2012 y Río 2016. Anotó 29 puntos y selló la victoria con dos tiros libres en los últimos segundos. Otro extremo, Jayson Tatum, agregó 19 puntos y siete rebotes.
También funcionó porque el entrenador Greg Popovich acertó en su defensa. En el primer partido de las Olimpiadas, Estados Unidos perdió ante Francia «cenado» por el pívot Rudy Gobert, quien aprovechó los cambios de marcaje que le dejaron en ventaja ante rivales más pequeños en la botella. En esta ocasión, los norteamericanos hicieron un mejor trabajo negándole el pase de entrada y, en la segunda mitad, se ajustaron para no meterse en tal desequilibrio.
Cuando todo lo demás falló, se liberó la falla. Y Gobert no sabía cómo aprovecharlo. Terminó con 16 puntos, perfecto en cinco tiros, pero falló siete de 13 tiros libres y cometió tres errores. Por cierto, la pelota desperdiciada fue otra caída francesa. Los 18 balones perdidos permitieron a los estadounidenses contraatacar, su estilo preferido, y dieron lugar a 20 puntos de los ahora cuatro veces campeones olímpicos.
El armador Evan Fournier anotó 16 puntos para Francia, el delantero centro Guerschon Yabusele agregó 13 puntos y el armador Nando De Colo contribuyó con 12 puntos y siete asistencias.