Priscilla

Delgado

Al Natural

La desmitificación de los tatuajes

Tengo que reconocer que me costó mucho aceptar que un buen día mi hijo me llegó con un “regalo de cumpleaños”.

El tatuaje es la representación interna de emociones o vivencias que somos incapaces de expresar verbalmente. Foto Ilustrativa

La historia de los tatuajes es tan antigua como extensa y existen muchos orígenes de esta práctica. Lo cierto es que en Siberia fue encontrado un glaciar con un cazador congelado de hace aproximadamente 5,300 años el cual estaba tatuado en el hombro, con lo cual constatamos que esta práctica es casi tan antigua como el hombre mismo.

Pero es Japón el mejor referente que tenemos para identificar los tatuajes a través de la mafia llamada YACUZA, quienes se los pintaban con el fin de determinar su valentía y lealtad a la mafia a la que pertenecían. Ya con el emperador MATSHUHITO se cambió el concepto y se convierte en arte, con algo místico y supersticioso dentro del concepto en sí.

Así ha ido cambiado con el pasar del tiempo en distintas posturas, dependiendo de la sociedad en donde estos han sido establecidos.

En Norteamérica era un rito simbólico y una forma de superación hasta el camino a la muerte.

Cada tatuaje simboliza algo y es hasta que los Maras Salvatruchas en El Salvador lo identifican como forma de simbolizar, por un lado, la pertenencia a estos grupos y, por otro, la lealtad a los mismos y hasta para la historia de vida. Ellos, de manera particular, parecen no dejar un espacio en el cuerpo sin tatuar y les vemos todo el rostro tatuado, con lo cual son identificados a simple vista.

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La moda de tatuarse ha ido creciendo entre personas de todas las edades y no nos podemos sorprender de alguien que los tenga en varias partes de su cuerpo como una forma de arte, de reverencia, de amor o de rebeldía.

En lo personal, estuve en algún tiempo resistente a reconocer en las personas tatuadas algo normal.

Tengo que reconocer que me costó mucho aceptar que un buen día mi hijo me llegó con un “regalo de cumpleaños”. Se trataba de una hermosa carpa, pez conocido por su longevidad y belleza, y debajo de esta figura estaba el nombre de su padre y el mío, en la mitad de su espalda.

El tatuaje es la representación interna de emociones o vivencias que somos incapaces de expresar verbalmente.

De allí en adelante me acostumbré a ver cómo iban creciendo los tatuajes de Daniel en número y en significado.

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De hecho, hay una impronta que la persona que se tatúa una vez lo sigue haciendo, cosa que no he podido corroborar, pero que muchos de los que se tatúan así lo afirman.

Y no solo me acostumbré, ahora me gusta ver ciertos tatuajes que cuentan una historia de amor, una historia completa o en cambio revelan los gustos de cada uno, si uno se atreve a preguntarles qué significan.

Hasta las canciones nombran el tatuaje como forma de expresión amorosa. “Tengo tu amor como un tatuaje”, una metáfora preciosa que dice que será para siempre.

Se han tejido muchas historias acerca de las personas tatuadas, en donde se les ha marginado. Ejemplo, los brazos no deben verse tatuados porque luego no conseguirán empleo y por allí una cantidad de mitos que aún se observan y aquí viene la notable frase: “El hábito no hace al monje” y si los tatuajes tienen la estética del arte, deberían ser vistos como eso, arte puro y doloroso.

Lo cierto es que quien toma la decisión de tatuarse debe saber que será para toda la vida y si quiere quitarlos de su piel lo debe hacer con láser, un procedimiento mucho más costoso que pintarse un tatuaje.

Tengo una amiga que me cuenta que se hizo uno cuando era muy joven y ahora desea quitárselo para tener uno de la foto de su hijo.

Es decir, cada razón es individual, cada tatuaje nos lleva a distintos imaginarios en donde todo cabe, desde la rebeldía hasta la máxima expresión de afecto en el momento de realizarlo.

Lo cierto es que cuando la piel se convierte en arte, en forma de tatuaje, es para siempre y debemos procurar dónde queremos ubicar el nuestro, con qué simbología y con el concepto clarísimo de que será eterno. Yo estoy pensando en si me apunto a esta moda o no.

Nunca es demasiado tarde y me encantan las mariposas.

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