Priscilla

Delgado

Al Natural

Uso de celular

Nomofobia, nueva enfermedad

Si extraviamos nuestro celular nuestra vida se convierte en un verdadero caos, porque sentimos que allí estamos perdiendo una parte de nuestra razón de ser.

¿Duermes con tu celular con sonido y lo ves tantas veces suene o vibre? ¿Estás siempre atento? Eso quiere decir que el celular te producirá, tarde o temprano, trastornos de sueño y, por si no lo sabes, estás padeciendo de una enfermedad que se llama “nomofobia”, un término que proviene del anglicismo “no mobile phone phobia” y que se refiere al miedo o a la ansiedad que te produce, de manera irracional, el quedarte lejos de tu teléfono celular.

Además de que este aparato es parte de tu vida, tienes por lo regular dos cargadores, porque es impensable quedarte sin batería.

El celular se ha convertido, sin duda, en un elemento de apoyo a nuestras vidas, en el que se puede contestar correos, escribir un libro entero (tengo la experiencia de un amigo que lo hizo).

Es un productor de todo tipo de información, trasmitida por internet y ahora por medio del móvil, podemos contar todo tipo de comunicaciones en las distintas redes sociales y como diríamos “la noticia al día”, sin tener que encender un televisor lo que nos facilita estar más tiempo en el hoy y en la inmediatez.

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Desde mi óptica esto tiene muchas lecturas buenas y otras no tanto.

El primer caso de pandemia, aunque en principio se dio a miles de kilómetros de distancia, lo supimos en pocas horas. Después de verificado el primer caso, veíamos los muertos de otros países, las distintas guerras casi en 3D. Eso nos permite saber lo que pasa en el mundo casi al minuto.

Por medio de un celular establecemos nuestra música, podcasts, vemos los divertidos tik tok y un sinfín de novedades que nos permiten estos nuevos aparatos y que ya no son tanto del uso de los jóvenes; esta tecnología ya no tiene edad. Son más las personas mayores que ven en el celular un modo de entretención, cosa que es buena para estas personas.

Según estudios, las personas nos pasamos 4.9 horas del día en el celular y lo miramos no menos de 100 veces al día.

Esta información no es ciertamente buena para la salud, en tanto que, si miramos bien, hemos hecho del uso del celular una costumbre nada buena. 

Muchas personas hablan sin darse cuenta en voz alta y delante de otros. No bajan el timbre y eso molesta al que está cerca.

Descuidamos las conversaciones para concentrarnos en el celular y, peor aún, el descuido llega a nivel de contestar llamadas mientras estamos conversando, en un funeral, reunión y las conversaciones de cuatro personas en un restaurante se pueden convertir en una de 8 si cada uno está ausente con sus celulares.

No vemos los espectáculos ni los disfrutamos para poder grabarlos. Nos hacemos selfis en posiciones que evidencian peligros (muros, alturas etc.), usamos filtros para atenuar los signos de la edad y sacarnos las fotos para poder subirlas a nuestras redes en donde tengamos la mejor figura y cara, dejándonos de parecernos a nosotros el original.

Si extraviamos nuestro celular nuestra vida se convierte en un verdadero caos, porque sentimos que allí estamos perdiendo una parte de nuestra razón de ser, desespero, temblores, taquicardia, ansiedad se hacen presentes, lo que convierte la nomofobia en una nueva enfermedad el siglo XXI.

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Tener un celular se nos convierte en una nueva aventura de vida compartida en ese aparato que guarda toda nuestra vida allí en un trozo de “coltán”, cuyo costo es de 6000 euros el kilo y es el material usado para hacer celulares, cuya vida útil es a lo sumo 5 años porque las nuevas tecnologías lo van desplazando y nos obligan a comprar cada vez que sale uno nuevo con más capacidad, nuevas cámaras, más fidelidad y muchas más opciones.

Los celulares nos cambiaron la vida para bien y para mal, porque ya no nos sabemos los números telefónicos de nadie. Allí están, en nuestras bolsas, solo es tocar un botón.

Los almuerzos en familia están acompañados de un celular y nadie habla.

Manejamos y cometemos graves accidentes de tráfico producto del uso del celular.

Ojalá nos podamos recuperar de esta nueva enfermedad y volver a ser los seres que nos escuchamos y conversamos lejos de los celulares o de otra tecnología que nos impide volver a ser los seres normales que otrora fuimos, en donde las conversaciones, mirándonos a los ojos, eran reales.

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2 comentarios

  1. Priscilla -como siempre- nos deleita con sus agudas observaciones. El ser humano, como siempre también, busca evadirse de su realidad. Pareciera que enajenarse fuese sinónimo de felicidad.

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