Salir del encierro y enfrentarse a la realidad cotidiana, ha puesto en alerta a numerosos sectores del país, desprovistos de soluciones a muchas necesidades fundamentales.
Panamá está a un salto de ubicarse en el cien por ciento de la normalidad. La pandemia está viviendo sus últimos días.
El retorno a las clases presenciales, primero de los estudiantes de primeria, premedia y media, y después de los universitarios, que esta semana comenzaron el retorno, eran pasos clave para que el país vaya retomando el ritmo, o lo que en algún momento se definió como nueva normalidad.
En este proceso no han faltado las primeras escaramuzas de gente protestando por temas pendientes y que, si dolían antes de la pandemia, ahora duelen más.
Salir del encierro y enfrentarse a la realidad cotidiana, ha puesto en alerta a numerosos sectores del país, desprovistos de soluciones a muchas necesidades fundamentales y que no resisten más aplazamientos. La gente se cuidó, se guardó y se vacunó.
Regalos que valen la pena y que nunca olvidaremos
Ahora, devuelta a realidad, están redescubriendo las falencias en los servicios de salud, como la atención médica y el desabastecimiento de medicinas, así como la ineficiencia de la recolección de la basura, la falta de agua en algunos sectores y el aparente desgano con que se están gestionando las soluciones para muchos problemas.
El desempleo es enorme y preocupa, los precios de los productos de primera necesidad han escalado a un pináculo, inalcanzable para la mayoría, ni hablar de los combustibles y otros servicios. En fin, la vida pospandemia no se pinta fácil para amplios sectores del país.
Sin embargo, Panamá conserva muchas fortalezas, que su gente y su gobierno podemos usar para levantarnos otra vez.
Para ello es necesario, más que nunca, un liderazgo claro y bien definido del Ejecutivo; una actitud más cónsona con la realidad por parte de la Asamblea Nacional de Diputados y, por supuesto, que la justicia sea eficaz, oportuna y equitativa.
En tiempo de mascarillas, miremos a los ojos y escuchemos al corazón
Después, la empresa privada, los trabajadores y los gremios deben poner cada uno lo mejor de sí, independientemente de las diferencias que tengan, porque son más los intereses que nos unen que los que nos separan.
Estamos por superar la pandemia y debemos estar listos para enfrentar todo lo que nos espera, que no será fácil, pero tampoco imposible si cada uno hace lo que le corresponde.
Los hicimos antes y lo podemos hacer otra vez. Seguramente, de esta también nos levantaremos.