Miles de personas salieron a las calles de distintas ciudades francesas por sexto sábado consecutivo para protestar contra la implementación del pasaporte Covid-19, que certifica la situación sanitaria de su titular.

Este sábado se realizaron nuevas jornadas de protestas, que completan cerca de seis semanas y parecen no suspenderse. Así, miles de personas salieron a las calles de las principales ciudades francesas para protestar por la implementación de dicho documento.
El pasaporte Covid-19 -un certificado de vacunación con las dos dosis de la vacuna o un test negativo reciente- se exige desde el 21 de julio en Francia para acceder a lugares culturales y de ocio, y desde el 9 de agosto es obligatorio para ir a un bar o un restaurante y viajar en aviones y trenes de larga distancia.
Los manifestantes franceses denuncian una “dictadura sanitaria”, una acusación que indigna al gobierno. Desde Martinica, que ha tenido que instaurar de nuevo un confinamiento debido al grave aumento de los casos, el ministro de Salud, Olivier Verán, consideró esta semana que “se está hablando demasiado” de estas protestas, que enarbolan “pancartas variopintas, razones dudosas y a menudo asquerosas”.
El gobierno francés quiere que a finales de agosto 50 millones de ciudadanos hayan recibido al menos una dosis de la vacuna.
Otros han sido fotografiados sosteniendo carteles con la palabra “¿Qui?” (que significa “¿Quién?”), una referencia codificada a los judíos acusados de difundir propaganda de Covid a través de los medios de comunicación y sacar provecho de la industria de las vacunas.