Vivir a partir de considerar el arte y la cultura como una parte de nuestros propósitos, nos permite saborear mejor aquellas ofertas que tenemos que buscar y que nos engrandecen. 

El arte y la cultura salvan a los hombres de muchas maneras. Y, cuando decimos salvar, nos referimos a que el arte y la cultura en general son un motor de motivación para superar cualquier dificultad.

Nos proporcionan una forma de expresión y comunicación. El arte nos permite compartir nuestros pensamientos, sentimientos y experiencias con el mundo. Esto puede ser muy terapéutico, ya que nos ayuda a procesar nuestras emociones y comprendernos a nosotros mismos mejor.

Nos permite escaparnos de la realidad cotidiana, si estamos leyendo un libro que nos atrapa o viendo una obra de teatro. Cualquiera sea la forma de vivir el arte nos recompensa de manera absoluta.

Cuando nos sumergimos en una obra de arte, podemos olvidarnos de nuestros problemas y preocupaciones por un tiempo, con lo que sin duda, mejorara nuestro bienestar mental y emocional.

Nos ayuda a conectarnos con los demás. Cuando compartimos una experiencia artística con alguien, podemos crear un vínculo entre nosotros. Esto puede ayudar a construir relaciones y comunidades más fuertes.

Nos permite entender el mundo que nos rodea. Nos brinda una perspectiva diferente sobre la vida y nos permite ver las cosas desde una nueva lectura. Esto puede ayudarnos a crecer como personas y a ser más tolerantes y comprensivos con los demás.

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Si duda podemos ser mejores personas.  Nos muestran que hay belleza en el mundo y que la vida vale la pena vivirla. Esto puede ayudarnos a superar los desafíos y alcanzar nuestro pleno potencial.

Aquí hay algunos ejemplos específicos de cómo el arte y la cultura pueden salvar a los hombres:

Una persona que está pasando por un momento difícil puede encontrar consuelo en una canción, una pintura o una historia.

Una persona que se siente aislada puede encontrar una comunidad en un museo, un teatro o una biblioteca.

Una persona que se siente frustrada con el mundo puede encontrar esperanza en una obra de arte que representa la belleza o la bondad.

Una persona que se siente perdida puede encontrar un sentido de propósito en una forma de arte que le apasiona.

Vivir a partir de considerar el arte y la cultura como una parte de nuestros propósitos, nos permite saborear mejor aquellas ofertas que tenemos que buscar y que nos engrandecen.  Nos permiten mirar de otro modo el mundo, sin indiferencia y encontrando momentos que quedarán gravitando en nuestra memoria debido al impacto que marcó ese momento de convivencia.

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Definitivamente que cada persona lleva en su retina algo que le gustó tanto que es lo llevará consigo para el resto de su vida.

En mi caso particular los libros y los conciertos han marcado una diferencia grande en mi sentir y en muchos de ellos termino con lágrimas en los ojos, con el análisis de que también la buena música, el arte en su máxima expresión, es motivo para llorar de emoción.

La experiencia única de apreciar la música en sus distintas dimensiones es un trabajo sin registro que nos lleva a un éxtasis único, sobre todo cuando se trata de compartir este gusto con personas que también aman la música.

Igual sucede con el teatro, el cine, la gastronomía, todas son formas exquisitas y sublimes de adentrarnos a ese mundo de arte puro que también nos regala la literatura.

Compartir nuestros gustos literarios con otras personas es intercambiar parte de nuestras vivencias como seres humanos.  Por allí se formó una frase que dice “uno es lo que uno lee y lo que uno come”.

Y tal vez es cierto en tanto que la buena comida siempre alegra el paladar y la buena lectura nos deja con la sensación de que hemos aprendido nuevas palabras y tenemos un nuevo amigo, el autor le libro que estamos leyendo.

Con este acto solitario que significa leer nos vamos a encontrar con mundos nuevos insospechados, que solo podremos descifrar si logramos amar el arte y la cultura y hacer de estas dos palabras la forma de vida que queremos, a fin de obtener un mundo mejor, un mundo más pleno, más solidario, donde podamos entre todos alcanzar el rumbo de desarrollar una sociedad más justa y equitativa donde las palabras tengan eco y el silencio de algunos se convierta en notas musicales que no se olviden.